“Dicen que el camino al infierno
está sembrado de buenas intenciones, y yo sé que es cierto”.
- Dolores Claiborne.
Dolores Claiborne, de Stephen
King ¿Qué puedo decir de Dolores Claiborne? Un libro que empieza por el medio
de la historia, continúa por el principio y acaba (eso sí) por el final. Una novela
de 265 páginas sin capítulos, la narración es del tirón, sin pausas. De hecho,
todo el libro no es más que una confesión de Dolores Claiborne, la protagonista
de sesenta y cinco años de la historia. Y a pesar de que interactúa con otros
personajes durante su confesión, las palabras de éstos no aparecen, tan sólo lo
que sale de la boca de la propia Dolores.
¿De qué trata? Dolores Claiborne
es una mujer de sesenta y cinco años que ha estado trabajando durante cuarenta
décadas para una mujer ricachona llamada Vera Donovan. Al morir la anciana,
Dolores es acusada de asesinato. Sin embargo, el único asesinato que realmente
cometió fue durante el eclipse total de sol hace casi treinta años atrás y la víctima fue su esposo, un hombre
maltratador, borracho, pederasta, ladrón y un puñado más de adjetivos negativos…
Aunque tal y como se dice en la novela: “A veces hay que ser un pedazo de
cabrona para sobrevivir. A veces ser una cabrona es lo único a lo que una mujer
puede aferrarse”.
Es un estilo de narración
curioso, la primera vez que lo veo, la verdad. Stephen King relata la historia
en primera persona del tirón hablando a través de Dolores para contar una
historia atípica de él, pues es un drama en el que una mujer lucha con garras y dientes (e ingenio) para sacar a su familia adelante (al menos a sus hijos, ya que el mayor enemigo lo tiene a su lado en la cama), dándose la paliza a trabajar en la mansión de una ricachona que la putea para ganar unos pocos dólares, aunque, no hay mal que por bien no venga, pues es precisamente esta mujer la que le guía sobre lo que debe hacer.
No puedo evitar comparar esta
novela con la adaptación cinematográfica (Eclipse total, 1995) y he de decir
que mientras que la novela tiene un tono más dramático y triste, la película
tiene un enfoque mucho más detectivesco y policial, y creo que eso le hubiera
venido bien a la novela también. Y eso que las descripciones de los
pensamientos y sentimientos de Dolores al cometer el asesinato de su marido los
hace muy convincentes: la culpa, las dudas, la inseguridad de si estará vivo o
muerto, el miedo a que la pillen, etc… Creo que si el relato hubiera sido algo
más policial hubiera quedado mucho mejor, pero eso se reduce sólo a unas pocas
páginas del final sin más.
Pensaba que al menos habría una
reconciliación por parte de Dolores y su hija Selena como en la versión
cinematográfica, pero no. El libro es más crudo, más vil y más triste, deparando
(para todos los personajes) unos destinos mucho más lúgubres y duros de los que
se veían en el film. Y casi, como si de una gran rueda giratoria se tratase (o
de la luna y el sol en constante rotación) la historia parece repetirse en los
personajes, cuando los fantasmas del pasado vuelven a ellos.
La historia del libro podría
resumirse en: “Quien la hace, la paga”. Los personajes sufrirán un final directamente proporcional a los actos que cometieron en vida, no quiero destripar el final pero, quien haya leído la historia supongo que pillará por dónde van los tiros. Casi parece que una divinidad castigue proporcionalmente a los personajes.
En resumen, la novela no está mal, tiene una trama interesante y cuenta con algunas variaciones respecto al film; pero
tampoco el hecho de que sea un libro del tirón, sin cortes ni pausas, hace que sea más complicado de leer. Le pondría un 6 sobre 10.
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