La historia de un gran amor que
es capaz de superar las fronteras de la vida y la muerte y del bien y del mal.
La historia está dividida en dos
partes (a mi parecer) bien diferenciadas: la primera de ellas contada en su
mayor parte por la protagonista, Christine Arlen; y la segunda parte contada
íntegramente por su pareja, Bill.
Ella, vampiresa, recuerda como
aceptó una vida maldita por amor a Bill y que luego éste la abandonara. Ahora ha
vuelto, y con noticias de que están en peligro, lo que les llevará a conocer a
un mago y a reencontrarse con viejos conocidos, los cuales no siempre tendrán
buenas intenciones. Y cuando por fin todo parecía irles bien después de tanto
sufrimiento, después de librarse de sus enemigos y poder haberse casado para
compartir la eternidad hasta que la muer… bueno no, simplemente para compartir
toda la eternidad juntos, los problemas vuelven a acosarles, con nefastos
resultados (o no). Ésta segunda vez, por parte de unos verdaderos monstruos,
que más que tener motivaciones para dañar a los protagonistas, lo hacen casi
por puro placer, porque sí, pecando más que sus acusados de manera muy
hipócrita. Aunque quien ríe el último, ríe mejor.
Me gusta la personalidad de la
chica, dulce, decidida y firme, aunque con un toque de inocencia que hace que
se la vea más frágil de lo que es y den ganas de protegerla. Hay algunos
personajes (que no voy a nombrar cuáles para no hacer spoilers) cuya moralidad
que predican es casi la contraria a la que tienen y son los que hacen un “espectáculo
a la hora de cazar”. La morbosidad y sadismo de sus personalidades te hacen
pensar seriamente en si lo aceptado como “políticamente correcto” socialmente
lo es en verdad. A mi modo de ver, son los verdaderos villanos de la historia,
más incluso que Lord Darken, el mago negro que persigue a los protagonistas
usando a los seres queridos de Christine para ello.
Porque es una historia sobre el
hecho de “usar”. Me parece que esa acción está presente en muchos aspectos a lo
largo de la novela. Usar a la gente para alimentarse, usar las pomadas para
protegerse, usar las emociones para controlar…
En ocasiones, la prosa es digna
de una novela decimonónica, pero sin ser tan densa; de hecho, es muy sencilla y
abordable. Con unas pocas palabras es capaz de, no sólo describirte una escena
o paisaje, si no de evocar en el lector sensaciones emotivas, y sin necesidad
de largas y extensas descripciones de infinidad de detalles, sólo con unas
pocas palabras bien escogidas que aciertan y dan en el clavo y omiten todo lo
innecesario. Porque esa es otra: tiene muy buen ritmo y todo pasa muy
rápidamente.
Hay algo que me gusta
especialmente y es que la trama no vaya necesariamente increscendo, es decir,
que haya altibajos. Ahora una escena de acción, ahora una más dramática, ahora
una de terror, ahora una de amor, etc… la vida es así, se intercalan ese tipo
de cosas y por norma general no se suelen ver cosas así en casi ninguna novela.
Lo típico tienes que la escena siguiente será más trepidante y peligrosa que la
anterior para mantener la tensión, pero eso es relativamente fácil y simplón.
Sin embargo, en ésta historia comienza con la protagonista melancólica
(recordando), siguiendo por ilusionada (el reencuentro con su amado), luego
temerosa (al saber que está en peligro), luego feliz (tras la boda), luego
inquieta (por Thomas), etc… Hasta culminar en un final sorprendente y abierto a
una posible secuela. Es muy dinámica en ese sentido.
Y el hecho de usar detalles como
explicar en una sola frase pequeños datos que, aunque no tengan una acción decisiva
en la escena, le da mayor profundidad al personaje, por ejemplo cuando se
menciona los pensamientos de Christine en un momento de aturdimiento a causa de
un envenenamiento.
En ocasiones con una prosa tan
poética, con algunas metáforas la mar de curiosas, hacen que el relato adquiera
un tono de ensueño, en parte irreal y en
parte fantasioso, sin que en ningún momento pierdan la credibilidad los
personajes de la historia ni chirríe por ningún lado. Eso, a mi modo de ver, le
da un punto extra, ya que pega a la perfección ese tipo de narración con el
tono de la novela. Un texto de toque más realista hubiera necesitado unas
expresiones más frías y detalladas, pero aquí se trata de evocar la magia, la
fantasía, el amor, la imaginación, los sentimientos, lo pasional en definitiva.
Es dejarse llevar por los sentidos y dejar volar la imaginación en un mundo muy
diferente al real, donde los magos, los vampiros y humanos conviven en un mismo
mundo y donde las antiguas creencias religiosas siguen arraigadas en la
sociedad.
Las únicas dos pegas que le
podría poner es que algunas escenas no hayan sido un poco más explícitas y que
desconozco la época en la que se basa el relato. Si bien se podría suponer que
quizás estuviera ambientado en la Inglaterra decimonónica, o en algún lugar
similar, no se puede establecer con exactitud, ya que no se menciona el año y
los pueblos son ficticios. Quizás el vocabulario de los personajes no sea tan
uniforme, ya que a veces se usa lenguaje más moderno y en otras unas
expresiones más clásicas, aunque varía en función de cada personaje y su forma
de ser y de hablar. Por lo demás todo está bastante bien, una historia juvenil entretenida
y de lectura rápida y fácil. Lo bueno si es breve, dos veces bueno.